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Peña Nieto da un giro sin precedentes en su política sobre las drogas

Los expertos critican que el aumento de tolerancia al consumo de marihuana ignore la procedencia "en un contexto de violencia"

Pablo Ferri
Peña Nieto, hoy, durante el anuncio.
Peña Nieto, hoy, durante el anuncio.Alex Cruz (EFE)

Más que Colombia o Perú, aunque menos que Uruguay. Ese es el nuevo marco de tolerancia de posesión de marihuana en México, que acaba de concretar el presidente, Enrique Peña Nieto, en un giro sin precedentes en la política sobre drogas. Hasta ahora, la posesión de más de cinco gramos de cannabis estaba penada por ley y ahora el margen se amplía a 28. “El aumento”, dijo el presidente, “dará oportunidad de que queden en libertad los consumidores que se encuentran en prisión o sujetos a proceso por haber portado cantidades inferiores a los 28 gramos”. 

De acuerdo a un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE, el 10,2% de los presos sentenciados en México fueron detenidos por consumir o portar marihuana. Hasta ahora, la fiscalía mexicana trabajaba de acuerdo a tres supuestos: la posesión para consumo, la posesión simple y la posesión para traficar. Los tres eran delitos aunque el consumo no implicaba penas de ningún tipo. Y, sin embargo, el Estado gastaba recursos en detener a consumidores y ciudadanos que traían marihuana y que, de acuerdo a la ley, no tenían intención alguna de venderla.

Catalina Pérez Correa, investigadora del CIDE, explica que “ahora ya no será delito poseer para consumir, pero posesión simple sí. E incluso es peor, porque ahora, arriba de cinco kilos, la fiscalía ya no tendrá que comprobar que sea para venta, lo dan por supuesto. Y además, me parece lamentable que Peña Nieto diga que aumenta dosis para consumo, pero no prevea de dónde van a sacar los 28 gramos los consumidores. Está mal que en el contexto mexicano, azotado por la violencia, no se tenga en cuenta la fuerza de la delincuencia organizada”.

Otro de los puntos de la reforma que planteó el presidente atañe a la regulación del uso del cannabis con fines médicos. Peña Nieto dijo que autorizarán medicamentos elaborados a base de marihuana y la investigación científica de la planta para producir remedios propios. 

Pérez Correa opina que “es preocupante que diga que se quiere buscar el cultivo de marihuana para fines médicos, pero que en su proyecto no se haya propuesto modificación del artículo 198 del código penal, que impide la siembra y el cultivo de marihuana. O sea, que sí, que se investigue, pero que se importe toda la marihuana, lo cual es absurdo: México, el gran productor de marihuana de América, acabará importando la planta de las grandes farmacéuticas canadienses. Ojalá este aspecto se pueda corregir en comisiones”. 

Más dosis

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México, cuentan los analistas, parece que se queda a mitad camino. En cuestión terapéutica, evita de momento producir su propia marihuana. Desde el punto de vista lúdico, aumenta la dosis para consumo personal, pero penaliza a quienes lleven más de la cuenta. A principios de año, el máximo tribunal del país otorgaba un permiso a una asociación para sembrar y cosechar sus propias plantas de cannabis. 

Esa decisión parecía que abría las puertas a la regulación del mercado lúdico de la marihuana. El anuncio de Peña Nieto obvia esta decisión. Ahora el Gobierno permite más que Colombia, pero menos que Uruguay, el único país en América Latina que ha regulado el consumo ocioso de marihuana.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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