La fiscalía retira la acusación porque no ha quedado probado que quisiera traficar con droga

De enfrentarse a una pena de cuatro años de prisión y a una multa de dos mil euros por hacerse enviar un paquete de 2,3 kilos con hojas de coca desde Colombia hasta Argelaguer (Girona), a ser totalmente absuelto. Así se ha resuelto el caso de un hombre de origen colombiano acusado de un delito contra la salud pública, tras argumentar hoy ante el juez que nunca se ha dedicado al narcotráfico, ni ha tenido ninguna intención de convertir el polvo vegetal en cocaína. Según ha declarado el indultado, hacía tiempo que había abrazado las tradiciones de las culturas indígenas de su país y utilizaba las hojas de coca para "usos espirituales".

Los hechos del suceso se remontan a septiembre de 2014, momento en que agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera del Aeropuerto de Madrid detectaban el paquete enviado desde Colombia "por una buena amiga", ha puntualizado el hombre. El indicio de que dentro podría haber sustancias estupefacientes fue suficiente para que el Instituto Nacional de Toxicología (INTCF) pusiera en marcha un análisis exhaustivo.

Dentro del paquete los agentes encontraron dos botes con pasta de tabaco y el llamado 'mambe', un preparado hecho con hojas de coca trituradas, que según el INTCF equivalía a 212,5 gramos de droga de una pureza del 0,30%, que después de ser procesados y convertidos en cocaína, podrían alcanzar un valor de 893,79 euros en el mercado. Posteriormente, los agentes de aduanas recogieron el paquete y lo llevaron hasta su destino final, en Argelaguer, donde tras esperar a que el destinatario lo fuera a recoger, lo detuvieron.

Durante el juicio el hombre ha reconocido que tenía conocimiento de lo que había dentro del paquete enviado, pero ha defendido que en su país de origen "masticar coca forma parte del legado cultural" ya que es una práctica extendida y tolerada. "Es una planta sagrada, un elemento de conexión social que se usa para la resolución de conflictos", ha detallado para seguidamente aclarar que cuando la coca no se mastica en grupo, también sirve para "rezar" a "los dioses de los indígenas".

Unos argumentos que finalmente han terminado por convencer no sólo al tribunal de la Audiencia de Girona -que ha dictado una sentencia absolutoria-, sino también a los testigos, a los agentes, a los peritos, y la fiscalía que ha retirado la acusación. El hecho de que durante el juicio no haya quedado probado que el acusado tuviera intención de traficar con la droga, sobre todo teniendo en cuenta las dificultades para convertir la hoja de coca en cocaína, ha sido suficiente.