A debatir la ley de la coca

Informe de la ONU que se opone al uso tradicional de la planta data de 1950
Daniel Salgar Antolínez
El Espectador (Colombia)
Domingo, 11 de marzo, 2012

cocaleafsCon tés y galletas de coca llegará a Viena el presidente Boliviano, Evo Morales, para inaugurar la Comisión de Estupefacientes de la ONU que se inicia hoy. Morales, en su discurso de apertura, defenderá la despenalización de una práctica ancestral no sólo de su país, sino de toda la región andina: la masticación de la hoja de coca.

Dionisio Núñez, viceministro boliviano de la Coca que acompaña a Morales en Austria, explicó a El Espectador que en junio pasado Bolivia se retiró de la Convención Única sobre Estupefacientes “porque prohíben el acullico, que es como llamamos al mascado, y dicen que la coca es un estupefaciente. Ambas cosas contradicen nuestra Constitución, según la cual la coca es patrimonio cultural y en su estado natural no es estupefaciente. Vamos a reiterar que estamos comprometidos tanto con la protección de la coca como con los controles a la producción ilegal de ésta. Pedimos reingresar a la Convención, pero con una reserva que no condene la práctica ancestral de nuestros indígenas”.

Evo Morales inaugurará este lunes la Comisión de Estupefacientes de la ONU en Viena. Defenderá la masticación de la hoja de coca.

La controversia alrededor del acullico, practicado por cerca del 12% de la población boliviana, tiene más de 60 años. Empezó en 1950, cuando surgió un informe de la Comisión de la ONU de investigación sobre la hoja de coca, en el que su jefe, Howard B. Fonda, afirmó que la masticación “es causa de la degeneración racial” y “la decadencia que muestran numerosos indios e incluso algunos mestizos en ciertas zonas de Perú y Bolivia. Nuestros estudios confirmarán la certeza de nuestras afirmaciones y esperamos presentar un plan para abolir este hábito pernicioso”.

Otro argumento del informe era que había que suprimir la oferta, la producción y el cultivo para acabar con la disponibilidad de drogas para usos no-médicos. El documento clasifica la coca, al igual que la cocaína, como un estupefaciente en la Convención Única de 1961.

Martin Jelsma, coordinador del programa Drogas y Democracia, del Transitional Institute (TNI), en conversación con este diario, cuestiona el carácter “dudoso, si no racista” de ese estudio, y afirma que es “vergonzoso que esa aún sea la referencia oficial de la ONU sobre la hoja de coca”.

Más de medio siglo después, una serie de hechos han visibilizado lo que las leyes no han aplicado. “El Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971 no condenó los usos tradicionales de las plantas que tienen ingredientes psicoactivos”, dice Jelsma. En 1992, el Comité de Expertos en Drogodependencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “no reiteró que la coca debía estar en la lista de estupefacientes porque su masticación sea peligrosa, sino porque es la materia prima para la extracción de la cocaína”.

Pien Metaal, especialista en coca del TNI, contactada por este diario, agrega que ningún estudio ha confirmado las afirmaciones de Howard en 1950: “No hay pruebas de que el consumo de coca en estado natural perjudique la salud. Más bien, un estudio de la OMS de 1995 —que no fue publicado por motivos políticos— señala que produce efectos positivos".

La coca es utilizada en Bolivia con fines medicinales, en té para curar el mal de altura o los dolores de cabeza o estomacales. El acullico se usa como energizante, para mitigar el hambre o el cansancio, hacer ritos aymaras y adivinación. “En los hospitales de la región amazónica andina, donde se practica el mascado, no existen reportes de intoxicación por hoja de coca”, añade Metaal.

Sin embargo, las sanciones de 1961 siguen vigentes y, dicen los expertos, amenazan la tradición de los pueblos indígenas que, según la ONU, tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar su patrimonio cultural.

Aunque técnicamente viola la Convención de 1961, Bolivia nunca prohibió el uso tradicional de la coca. Cuenta Jelsma que el país hizo una reserva formal a la Convención de 1988, diciendo que “el reconocimiento del uso lícito de la coca para una gran parte de la población se remonta a siglos atrás. Perú también se reservó el derecho al cultivo legal y Colombia destacó el derecho de sus indígenas a cultivar coca”.

En el eje de la controversia está el problema del narcotráfico. Bolivia, tercer productor de hoja de coca después de Colombia y Perú, autoriza el cultivo de 12 mil hectáreas para uso tradicional, pero, según el internacionalista boliviano Jorge Mercado Tellería, actualmente hay más de 30 mil hectáreas sembradas. “No tiene sentido penalizar los usos ancestrales, pero hace falta que el gobierno ejerza más control y delimite con precisión las hectáreas que son legales y las que se destinan a la producción de cocaína”.

Metaal indica que el negocio del narcotráfico “produce ingresos enormes —no tanto para quienes cultivan la coca, sino para las mafias que la procesan y comercializan, especialmente afuera de la región”. Por eso, en vez de impedir la masticación, que “no es una amenaza”, urgen medidas más eficaces de control para impedir la conversión de la coca a cocaína.

Las posibilidades para que Bolivia cambie la comprensión de la hoja de coca en la Convención Única dependen de la voluntad de los Estados miembros. John Walsh, coordinador del programa de políticas de drogas del Washington Office on Latin America, dice que “la comunidad internacional debe entender y apoyar a Bolivia en la conciliación de su Constitución con sus obligaciones internacionales. La voluntad de hacerlo sería una muestra de la flexibilidad que las convenciones y el régimen internacional de control de drogas necesitan en el mundo moderno”.

Los 184 países miembros de la Convención tendrán hasta enero de 2013 para decidir sobre la readmisión de Bolivia, que debe ser sometida a votación en el Consejo Económico y Social de la ONU. El país no recuperará su condición de Estado parte de la Convención si un tercio de las naciones se opone. “Pase lo que pase, Bolivia seguirá protegiendo la práctica del acullico y buscará todos los medios para que algún día la reserva sea aceptada”, afirmó el vicecanciller boliviano antes de partir a Viena.