"La hoja de coca no mata"

La historia de la pelea que dio Fabiola Piñacué en contra de la publicidad:  ‘La mata que mata’.

Natalia Herrera Durán
17 de diciembre de 2010 - 10:20 p. m.

“Una mañana estaba haciendo galletas cuando llegó Amaranta y me dijo: ‘Mami, que galletas tan ricas, el problema es que están hechas con la mata que mata’. Ese mismo día mi pequeña de 6 años vio a un policía y me preguntó preocupada: ‘¿Qué vamos a hacer?’. Eso me partió el alma y prometí  que iba a hacer lo que fuera para que mi hija no pensara que es un pecado su cultura”, recuerda Fabiola Piñacué, la empresaria indígena de Coca Nasa que entuteló la pauta publicitaria “La mata que mata” y a la que la Corte Suprema de Justicia le acaba de dar la razón.

La Corte modificó el fallo proferido por el Tribunal de Bogotá que negaba la tutela interpuesta por Fabiola en contra del Ministerio del Interior y de Justicia y la Dirección Nacional de Estupefacientes como promotores de la citada propaganda. Cinco días es el plazo máximo que tienen las autoridades para retirar la pauta de todos los medios de comunicación. Aunque voceros de la DNE indicaron que el comercial salió del aire desde abril.

La publicidad que escucharon por radio y vieron por televisión los colombianos durante cerca de dos años tenía de fondo la voz almibarada de una niña que relacionaba los complejos problemas del país con el cultivo de hoja de coca y que al final decía: “No cultives la mata que mata”.

“La coca no mata porque, primero, es una planta y ninguna planta mata. Hay una confusión muy grande: la coca no es una droga. ‘No cultive la mata que mata’ significó para nosotros ‘No comercie con las galletas y con las bebidas que matan’. Nos vimos afectados porque mi hija renegó de su cultura, sintió miedo y preocupación y las ventas disminuyeron. El Estado debería más bien impulsar campañas en contra del clorhidrato de cocaína y toda su mafia”, dice Fabiola, quien desde hace 12 años viene elaborando productos a base de hoja de coca en su empresa Coca Nasa: galletas, bebidas energizantes y aromáticas.

Para Fabiola el fallo de la Corte contribuye de forma histórica al debate en contra de la  satanización de la hoja de coca, planta ancestral para las comunidades indígenas de Colombia.

En los vestigios arqueológicos de San Andrés de Pisimbalá (Cauca), en el Cerro del Aguacate hay una escultura de un hombre que tiene abultado el cachete con coca y una mochila que indica que los nasa (paeces) desde hace siglos cultivan y consumen la hoja de coca.

Fabiola explica que esta pelea en contra de la estigmatización de la hoja de coca viene de tiempo atrás. “La Convención de Estupefacientes de 1961 en Colombia daba facultades de uso de la hoja de coca a la compañía Coca Cola Company, mientras a nosotros nos impedía cultivar un palo. Ya en 1968 la Convención dijo que los usos tradicionales de los indígenas se tenían que respetar. Desde entonces nosotros nos agarramos de eso y estamos haciendo respetar la hoja de coca como un derecho fundamental nuestro”.

A pesar de la persecución, para la comunidad Nasa la hoja de coca es la vida, es la compañía. El hombre viudo se aferra a ella, es su mujer, duerme y sale a trabajar con ella. Las mujeres la cultivan para dárselas como suplemento alimenticio y como medicina a sus hijos.

Después del fallo de la Corte, Fabiola expresa con orgullo que su hija Amaranta le dijo: “Mamá ganamos, ganó la hoja de coca”.

Por Natalia Herrera Durán

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