Sobreviven en el limbo legal, no tienen amparo alguno de regulación, salvo la que ellos se imponen a partir de sentencias judiciales que no aclaran si su actividad es ilegal o no. Son los clubes de cannabis, locales donde se adquiere marihuana con un acceso restringido de socios y un autocultivo controlado. Estos clubes se aferran como a un clavo ardiendo a los estrechos resquicios legales que la jurisprudencia española da a esta actividad, como la ley que regula el derecho a asociación o la permisividad al consumo privado y autocultivo de marihuana. Al no haber regulación clara al respecto, cada asociación se toma la justicia a su manera.