La Comisión Global de Políticas sobre Drogas hizo pública esta semana una conclusión que todos conocíamos, pero que las altas figuras políticas del mundo se habían negado oficialmente a reconocer: el principio de "responsabilidad compartida" que ha impulsado EE.UU. se ha convertido en una "camisa de fuerza" que ha inhibido otras estrategias, al tiempo que ha aumentado, indiscriminadamente, la criminalización.