Ha pasado más medio siglo desde que Holanda abrió los llamados coffeeshops, en cuyo interior los aficionados pueden fumar o comer marihuana a la carta y sin problemas. Ni los propios holandeses han resuelto una duda que periódicamente se instala para su debate en el Parlamento del país: ¿de dónde sale la marihuana que se vende en los 650 coffeeshops que salpican el territorio de los polders? La respuesta, o parte de ella, puede que se hallara en Málaga. (Véase también: La policía aprehende en Córdoba el mayor alijo de hachís hallado en España)