Portugal decidió cambiar por ley en abril de 2001 cárcel por multa en los casos de compra y posesión de droga para consumo personal durante 10 días; de delito a violación administrativa. Quince años después, el caso portugués se sigue como ejemplo internacional, no tanto por el cambio legal, sino porque fue acompañado de programas y servicios públicos de ayuda a los drogodependientes. Ahora, el Bloco de Esquerda, socio del Gobierno socialista, plantea la despenalización del cultivo personal y la creación de clubes de consumo, como existen en España.