América Latina parece abierta a un cambio. El problema es que hasta ahora sigue habiendo una brecha entre realidad y retórica. Casi todos los países de la región, incluyendo los más reformistas, siguen implementando políticas antinarcóticos que representan más una reafirmación que un rechazo del status quo. Más aún: el clima internacional no había sido tan propicio para el cambio y la región no parece interesada en explotar esta oportunidad.