El Gobierno de Donald Trump fulminó la estrategia judicial sobre marihuana de la anterior Administración de Barack Obama, que toleró la floreciente legalización del uso recreativo en varios Estados. El Departamento de Justicia acabó con cinco memorandos que desalentaban la persecución de delitos relacionados con marihuana en los Estados que habían legalizado la venta y el consumo. De ese modo, da carta blanca a los fiscales federales a actuar con mayor agresividad para cumplir la ley federal, que considera ilegal el consumo y posesión de esa droga. Es una incógnita en que puede traducirse el viraje de estrategia, pero no hay duda de que supone un varapalo a la revolución sobre la creciente tolerancia a la marihuana en EE UU.