En las capitales estaduales de Brasil hay unos 370.000 usuarios habituales de crack, y más de un millón de consumidores de otras drogas ilícitas, sin contar los que fuman marihuana. En su mayoría los afectos al crack son jóvenes, hombres, negros o pardos —según su autocalificación racial—, con escasa educación formal, en situación de calle, utilizan más de una droga, sufrieron violencia sexual (y las mujeres tienden a prostituirse), tuvieron problemas con la Policía y desean rehabilitarse. Esas fueron algunas de las conclusiones de un estudio realizado por la Secretaría Nacional de Políticas sobre Drogas y la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).