El debate sobre la legalización de la mariguana llegó para quedarse
La iniciativa electoral de California que podría haber legalizado la mariguana, a través de legislación estatal, fue derrotada el martes, consiguiendo alrededor del 46 por ciento de la votación. En el curso de la campaña, la propuesta recibió atención en América Latina y provocó ansiedad a los gobiernos de Colombia y México en particular. Por muchos años ya, WOLA se ha dedicado a promover políticas sobre las drogas más efectivas y humanas en el continente, y en años recientes hemos observado que el debate comienza a abrirse, no sólo en respuesta a la Proposición 19. En este sentido ¿qué es lo que la derrota de la Proposición 19 prevé para el debate sobre las alternativas a la prohibición de la mariguana?
En términos prácticos, de haberse aprobado la Proposición 19, el impacto sobre las operaciones ilícitas de producción y tráfico de drogas en Colombia y México hubiese sido pequeño. Pero a nivel simbólico, la Proposición 19 adquirió gran importancia en vista del rol del gobierno de EE.UU. como diseñador principal y promotor de la “guerra contra las drogas”, incluyendo el régimen de prohibición de la mariguana consagrado en las convenciones sobre drogas de la ONU. Sin duda, la legalización de la mariguana bajo una ley estatal – aún en un estado tan grande como California – no habría tenido consecuencias inmediatas en la ley federal y en el compromiso de EE.UU. con la prohibición de la mariguana en el sistema de control global. Sin embargo, la mera aparición de la propuesta en la boleta de California generó enorme atención en América Latina y vale la pena preguntarse qué significan los resultados de la votación.
Primero, una derrota es una derrota. Las encuestas previas al día de la elección dejaron claro que la victoria de la Proposición 19 sería una sorpresa y requeriría de una fuerte participación de los jóvenes. Las encuestas de salida indican que los votantes jóvenes en efecto apoyaron de manera importante la propuesta, pero su participación no resultó en números récord. Con el reporte de casi todas las casillas, la Proposición 19 se quedó corta por más de medio millón de votos. Desde el punto de vista de las elecciones presidenciales de noviembre del 2008, en las que hubo una participación enérgica del voto joven, los posibilidades para una propuesta como la Proposición 19 eran optimistas. Pero para noviembre de 2010, el ambiente había cambiado.
Sin embargo, para quienes proponen un fuerte debate sobre las alternativas a la prohibición de la mariguana, el lado bueno de la derrota de la Proposición 19 no es difícil de encontrar. Los partidarios de la Proposición 19 aseguran que el debate generado por la iniciativa “ha empujado la legalización de la mariguana hacia el centro de la política Americana.” Obviamente los partidarios están poniendo una cara valientemente frente a su derrota, pero es probable que se demuestre que ellos están en lo correcto. La política es demasiado complicada para que algo sea considerado inevitable, pero la Proposición 19 parece ser el fin de un capítulo aunque no el fin de la historia sobre la reforma a la política pública frente a la mariguana.
Por lo menos en la medida en que se desarrolló el debate en California, para muchos votantes la pregunta implícita no era si crear una estructura legal regulada para la mariguana, sino cuál sería la mejor manera de diseñarla. Buena parte de la oposición a la Proposición 19 se expresó en términos de una preocupación sobre el contenido particular de la medida y en cómo sería implementada, en lugar de oposición a la idea de un mercado legal y regulado de mariguana. “La portada del libro se veía bien,” en palabras de un vocero de la oposición, “pero no se leía muy bien. Esta iniciativa específica era masivamente defectuosa.” Incluso, puede ser que la derrota de la Proposición 19 haya sido una bendición disfrazada para quienes apoyan un régimen regulatorio para la mariguana. De haber prevalecido la Proposición 19 el 2 de noviembre y de enmarañarse en los detalles y las complicaciones de implementación, se podría haber convertido en un símbolo negativo para las alternativas a la prohibición, y un blanco fácil para los defensores del status quo, listos para atribuir todos y cada uno de los problemas asociados a la Proposición 19 a la idea de legalizar la mariguana en general.
Mientras que el voto joven requerido para que la Proposición 19 tuviera oportunidad de ganar no se materializó, el cambio generacional en los Estados Unidos hacia una actitud más liberal frente a la mariguana parece favorecer una reforma tarde o temprano. Como reportó el Pew Research Center este año, la proporción de americanos que piensan que la mariguana debería de ser legal ha crecido progresivamente, incrementando de 16 por ciento en 1987 a 41 por ciento en 2010, impulsado por un fuerte apoyo entre personas menores de 30 años.
En un sistema democrático donde el ganador toma todo, es fácil exagerar en la interpretación de una victoria o derrota particular. Existe la posibilidad de que la Proposición 19 de California – y los casi 3.4 millones de votos que la apoyaron – será vista como el punto culminante de los esfuerzos de EE.UU. para reemplazar la prohibición de la mariguana con regulación. Pero parece poco probable. El nivel de debate generado por la Proposición 19, y las crecientes actitudes liberales de los americanos en torno a la mariguana, sugieren que si los defensores de la prohibición se sientan reivindicados hoy, al mismo tiempo se sienten inquietos sobre lo que el futuro les pueda traer.