Aprobado el Cannabis medicinal en el Perú
Más del 50 % de las detenciones policiales por delitos de tráfico de drogas son por consumo pese a no estar tipificado como delito de drogas
En agosto del 2011 fui elegido por el entonces presidente de Perú, Ollanta Humala, como presidente ejecutivo de DEVIDA, un cargo más conocido como "zar antidrogas". Una de las primeras medidas adoptadas por el nuevo Gobierno fue la suspensión de la erradicación compulsiva de coca, que ejecutaba la DEA norteamericana desde hacía 30 años, con resultados poco efectivos y que sólo habían dado impulso a la violencia de Sendero Luminoso en el Alto Huallaga y el VRAEM, las regiones donde históricamente se han concentrado los cultivos de esa planta.
Por esta razón, durante el segundo semestre del 2011 fuimos objeto de fuertes críticas, me acusaron de, entre otras cosas, estar a favor de la legalización de la marihuana y de los productores cocaleros. Eran momentos en los que en el resto del mundo, y particularmente en América Latina, se venían produciendo dramáticos cambios y reformas en las políticas sobre drogas -especialmente en materia de usos del cannabis-, desde Uruguay, Colombia y México.
El Perú siempre fue un país muy conservador en materia de salud y sustancias psicoactivas. Muy influenciado por la visión estadounidense de las drogas, unido a un histórico conservadurismo oficial y a la iglesia católica, la política peruana se convirtió en un mojigato remedo de las políticas internacionales que favorecen las drogas legales y estigmatiza las ilegales. Para las elecciones del 2016, en plena campaña, el entonces candidato Pedro Pablo Kuczynsky (PPK), hoy presidente de Perú, contestó a una pregunta sobre drogas con la siguiente frase: "si quieren fumar su troncho (porro) no es el fin del mundo", dejando claro su pensamiento liberal al respecto.
Apenas iniciado su gobierno, PPK presentó al Congreso su propuesta legislativa a favor de la importación de productos del cannabis, que solo representa una salida comercial a una necesidad más compleja de salud pública de cientos de pacientes y sus familiares, tanto de síndromes raros, pacientes oncológicos, esclerosis, epilepsias, fibromialgia, entre otras condiciones y patologías.
Simultáneamente, en marzo del 2017, la Policía intervino una vivienda en el distrito limeño de San Miguel, donde encontraron cultivos indoor de cannabis y equipos para la transformación de los aceites y resinas. Esas plantas pertenecían a las madres asociadas en "Mama Cultiva" y "Buscando Esperanza", que se habían unido para obtener artesanalmente aceites. Este fue el motor que inclinó la balanza e impulsó la cruzada a favor del uso medicinal del cannabis y sus derivados. El trabajo de las encuestadoras hizo el resto, mostrando ahora una opinión pública favorable a nivel nacional.
Los congresistas Tania Pariona, indígena, y Alberto de Belaunde, del partido gobernante, presentaron la propuesta legislativa 1393 y luego les siguieron políticos de todos los colores. Un total de siete iniciativas de distinta composición y naturaleza fueron rápidamente dictaminadas por la Comisión de Defensa y de Salud. Y el 19 de octubre pasado, el Pleno del Congreso votó a favor de la ley con 66 a favor y 4 en contra.
Si bien la Ley 30681 que regula el uso medicinal del cannabis no incluye el auto cultivo ni el reconocimiento de las asociaciones de cultivadores artesanales, constituye un enorme paso en la flexibilización de las políticas públicas sobre drogas en el Perú. Otro de sus límites es no haber abordado el complejo problema del uso recreativo, que es absolutamente mayoritario en el país. Más del 50 % de las detenciones policiales por delitos de tráfico de drogas son por consumo pese a no estar tipificado como delito de drogas.
NOTA: Este artículo forma parte del servicio de firmas de la Agencia EFE al que contribuyen diversas personalidades, cuyos trabajos reflejan exclusivamente las opiniones y puntos de vista de sus autores.