Redefinición de los objetivos
Hacia una estrategia de control de drogas más realista en Afganistán
Diciembre de 2009
Afganistán sigue siendo el principal productor de opio en el mundo, y los problemas asociados al consumo de heroína en el país, un tema del que poco se habla, están aumentando. Las actuales políticas de control de drogas en Afganistán carecen de perspectiva, no son realistas, y se impulsan por los titulares antes que por la realidad. Estas políticas reflejan más la necesidad de mostrar resultados inmediatos y no obedecen a un examen serio de las causas subyacentes al problema ni a un esfuerzo para lograr soluciones de largo plazo.
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Este informe hace una actualización de la fiscalización de drogas en Afganistán y esboza los problemas que afrontan hoy los funcionarios afganos y las agencias internacionales respecto a la producción, tráfico y consumo. Resalta también los problemas y necesidades de los consumidores de heroína y de los ex cultivadores de opio. Entre los principales temas están la ausencia crónica de la coordinación de los esfuerzos de fiscalización de drogas, la política exterior impulsada por la naturaleza a menudo hipócrita de la agenda, y las dificultades para definir objetivos realistas en la política de drogas.
Conclusiones y recomendaciones
- Se necesita una agenda más realista y una redefinición de los objetivos del control de drogas. El acento debe ponerse en el desarrollo a largo plazo, en la salud y en los esfuerzos de reconstrucción y consolidación de la paz.
- Los niveles anuales de cultivos no son un indicador para el éxito a largo plazo. Las recientes reducciones obedecen a correcciones del mercado y a presiones para cumplir con la proscripción del opio a cambio de promesas de ayuda que en buena parte nunca se cumplen dejando dudas sobre su sostenibilidad.
- El uso de la fuerza para reducir los cultivos de opio fomenta el conflicto y la marginación de la población. La erradicación del opio no se deberían implementar hasta que los campesinos no posean medios de vida sostenibles.
- La comunidad internacional es también responsable de la cultura de corrupción e impunidad. Se deberían revisar las prácticas internacionales que han facilitado el auge de esa cultura.
- Las políticas de drogas deben ser sensibles al conflicto y reconocer las complejas relaciones que hay entre drogas y conflicto, en vez de insistir en el tema de las ganancias de los talibanes con el opio. Las tropas de la Fuerza Internacional (ISAF) no deben involucrarse en erradicación e interdicción.
- El consumo problemático de heroína está aumentando. Afganistán necesita una ampliación de buenos servicios para el tratamiento, rehabilitación y reducción de daños, incluyendo la prevención del sida entre los consumidores.
- Para formular políticas más aptas se necesita un mejor entendimiento de las dinámicas del mercado de drogas ilícitas. Los esfuerzos para disminuir la oferta en Afganistán no reducirán los problemas de heroína a escala mundial.