El consenso de Viena se desploma

Martes, 7 de abril, 2009

 Al concluir el segmento de alto nivel de la Comisión de Estupefacientes (CND), celebrado los días 11 y 12 de marzo en Viena, se pone de manifiesto una marcada diferencia en los enfoques para la fiscalización de estupefacientes. En este encuentro, la comunidad internacional se dio cita para evaluar los avances realizados desde la Sesión Especial de la Asamblea General de la ONU (UNGASS) sobre drogas de 1998 y establecer un marco para la próxima década a través de una declaración política y un plan de acción.

Por un lado, encontramos a un creciente número de países que opta por políticas de reducción de los daños basadas en el pragmatismo y las evidencias científicas y, por el otro, a un grupo de países que se aferra desesperadamente al enfoque de tolerancia cero que no ha producido ningún resultado significativo en los últimos diez años. A pesar de la fachada diplomática, sólo se puede llegar a la conclusión de que el consenso de Viena sobre el control de drogas, que lleva décadas paralizando cualquier avance en este campo, se ha desplomado. 

"Déjenme masticar mis hojas de coca"

El primer día del segmento de alto nivel se vio marcado por el anuncio del presidente boliviano, Evo Morales, de que iniciaría el proceso para eliminar la hoja de coca de la Convención Única de 1961, así como la suspensión de los párrafos de dicha convención que prohíben el mascado tradicional de la hoja de coca. Morales hizo hincapié en su demanda mientras sostenía una hoja de coca ante los delegados asistentes a la cumbre de la ONU. El discurso de Morales eclipsó las vacías declaraciones del director ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), Antonio Maria Costa, que intentó demostrar el éxito del sistema de fiscalización de estupefacientes de la ONU aunque hay muy poco, por no decir nada, que demostrar.

En una protesta organizada por organizaciones de derechos humanos y de reducción de los daños, activistas con pancartas en que se leían mensajes como "la guerra contra las drogas destruye vidas" y "la ley sobre drogas aísla" dieron la bienvenida a los delegados a medida que éstos llegaban a la cumbre. También se repartieron billetes falsos de 1.000 dólares con la cara del señor Costa bajo el lema "Las Naciones Unidas de la Prohibición".

Dentro, el director ejecutivo de la ONUDD intentaba desesperadamente construir 'pruebas' que demostraran que el problema de las drogas se ha contenido. Sin embargo, según un informe encargado por la Comisión Europea con motivo del encuentro, "no hay pruebas de que el problema mundial de los estupefacientes se haya reducido en el período comprendido entre 1998 y 2007". Éste era, de hecho, el principal objetivo de la UNGASS de 1998, que buscaba reducir considerablemente el problema mundial de las drogas ilícitas para el año 2008 a través de la cooperación internacional y de medidas en el campo de la reducción de la oferta y la demanda de drogas.

"En grandes líneas, la situación ha mejorado ligeramente en algunos de los países más ricos", señala el informe encargado por la Comisión, "mientras que en otros ha empeorado y en algunos casos se ha agravado de forma marcada y considerable, como sería el caso de algunos países grandes en vías de desarrollo o en transición. En otras palabras: el problema mundial de las drogas parece encontrarse en una situación parecida a la de 1998; en todo caso, la situación se ha hecho más compleja: los precios de los estupefacientes en la mayoría de países occidentales han caído desde 1998 entre un 10 y un 30 por ciento, a pesar del endurecimiento de las sentencias para los vendedores de cocaína y heroína en algunos de estos mercados. Al mismo tiempo, no hay evidencias de que sea más difícil conseguir drogas". Teniendo en cuenta las limitaciones de los datos, "sería justo concluir que el problema se ha agravado en cierto modo".

Nadie diría que hay lugar para la autocomplacencia. Sin embargo, la nueva declaración política* optó por limitarse a reafirmar los compromisos de la UNGASS de 1998, repitiendo falsas promesas de una 'sociedad sin uso indebido de drogas' y volviendo a establecer un plazo de diez años para eliminar o reducir considerablemente el cultivo ilícito de la adormidera, el arbusto de la coca y la planta del cannabis. Este objetivo no se alcanzó en la década pasada ni se conseguirá en la próxima. El informe de la Comisión Europea ofrece numerosas pruebas de que las consecuencias socio-sanitarias negativas de las actuales políticas de drogas superan con creces a las positivas. Sin embargo, la declaración política y el plan de acción* se inclinan por ignorar esa realidad.

El enfoque de la 'tolerancia cero' acabó imponiéndose debido a la presión ejercida por los Estados Unidos, la Federación Rusa, Colombia, Pakistán y Japón, en concreto. La nueva declaración política y el plan de acción fueron refrendados por todos los países. Sin embargo, con las declaraciones nacionales del segmento de alto nivel quedó claro que algunos países reconocían las carencias de determinadas políticas e instaban a la adopción de nuevos enfoques. Lamentablemente, habían perdido la batalla en la mesa de negociación durante los meses anteriores y las reglas de la diplomacia no permiten que en los documentos finales se refleje una discrepancia abierta.

Decepción

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Puede que la mejor expresión de decepción de muchos países  fuera la articulada por el máximo responsable de la delegación alemana, el embajador  Rüdiger Lüdeking, en su declaración nacional. Lüdeking criticó abiertamente la autocomplacencia del proceso de revisión: "Los objetivos y las metas fijados en la  UNGASS de 1998 no se han alcanzado", afirmó. "El consumo de estupefacientes ilícitos y de sustancias psicotrópicas no se ha reducido de forma considerable. En muchas zonas del mundo, incluso ha aumentado notablemente. Lo mismo puede decirse del cultivo y la oferta de drogas ilícitas que tampoco han disminuido globalmente a pesar de todos los esfuerzos."

"Nos habría gustado ver también algunos nuevos principios reflejados en este borrador de declaración", prosiguió. "Me refiero, en concreto, al principio de la coherencia de todo el sistema, el principio de la proporcionalidad y el principio de políticas fundamentadas en evidencias científicas en todos los campos de la normativa de lucha contra las drogas. En nuestra opinión, el borrador de la nueva declaración política podría y debería estar más orientado al futuro y ser más valiente de lo que es ahora."

 

Brasil manifestó que el objetivo de un mundo sin drogas ha resultado ser inalcanzable y que, de hecho, ha desembocado en consecuencias indeseadas como el crecimiento de la población encarcelada por delitos relacionados con drogas, el incremento de la violencia relacionada con el mercado de las drogas ilegales, el aumento de los homicidios y la violencia entre los jóvenes, y la exclusión social debido al consumo de drogas. Los representantes brasileños subrayaron la necesidad de dirigirse hacia estrategias para reducir los daños y garantizar los derechos humanos de los consumidores de drogas.

La Unión Europea también manifestó que la revisión de la UNGASS y el período de reflexión "han demostrado claramente que los objetivos y las metas establecidos en las declaraciones, los planes de acción y las medidas vigentes de la ONU con respecto al problema mundial de las drogas eran ambiciosos y los objetivos no han alcanzado, ya sea en términos de una reducción mensurable o de una contención demostrada del consumo de cualquier estupefaciente ilegal globalmente en los últimos diez años".

Reducción de los daños

Una de las conclusiones más destacadas del informe de la Comisión Europea es el hecho de que "las políticas de reducción de los daños, aún polémicas en algunos países, están ganando terreno en un creciente número de otros países, que las consideran una forma eficaz de reducir las enfermedades, la mortalidad y los problemas sociales relacionados con las drogas". Son numerosas las investigaciones que demuestran que hay pruebas que corroboran la eficacia de las medidas de reducción de los daños, una práctica que ya cuenta con el respaldo de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, los máximos responsables de ONUSIDA y el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria (FMSTM) y muchos otros organismos internacionales como un elemento básico e integral de las políticas para reducir la demanda de drogas y de las estrategias para prevenir el contagio del VIH/SIDA entre los consumidores de drogas por vía intravenosa.

El término 'reducción de los daños' fue objeto de un intenso debate durante las negociaciones en Viena. Algunos Gobiernos -especialmente Alemania, el Reino Unido, Suiza y otros- intentaron durante seis meses introducir explícitamente el término 'reducción de los daños' en la declaración por primera vez, pero se vieron bloqueados por los Estados Unidos, Rusia y Japón. De nuevo, el embajador alemán expresó la decepción: "Si hacemos balance, sólo podemos llegar a una conclusión: no basta con más de lo mismo si deseamos seguir persiguiendo los ambiciosos objetivos que nos fijamos en 1998. Necesitamos estudiar seriamente formas y medios para mejorar la eficacia de nuestras políticas. Necesitamos añadir nuevos elementos a nuestra caja de herramientas. En este sentido, se ha producido un cambio positivo durante la última década que ha demostrado su eficacia: el nuevo enfoque para reducir los daños".

"A decir verdad, el borrador de la declaración política no nos satisface completamente", dijo. "Lamentamos profundamente que no mencione explícitamente el término 'reducción de los daños'. Pero pensamos que la esencia de este enfoque queda cubierta por lo que la declaración política denomina 'servicios de apoyo afines'".

La UE recordó a la comunidad internacional que "más de 80 Estados miembro de la ONU de todas las regiones del mundo han introducido estas medidas. No hay evidencias de que facilitarían el consumo de estupefacientes o aumentarían el número de consumidores en sus comunidades". También manifestó que la UE estimaba que la reducción de los daños tenía "una importancia más amplia, ya que no sólo protegen a los consumidores de estupefacientes, sino también al conjunto de la sociedad. Según los principios de la UE en materia de políticas de drogas, la reducción de los daños no puede sustituir a la prevención, el tratamiento y la rehabilitación, ni viceversa".

El Reino Unido manifestó que "nos gustaría haber visto un documento más categórico. Podría citar varios ejemplos, pero comentaré sólo uno. El párrafo 20 alude al vínculo entre el uso indebido de estupefacintes y el VIH/SIDA. Una técnica clave para evitar la propagación del VIH/SIDA es conocida como 'reducción de los daños', que consiste, por ejemplo, en el suministro de instrumentos de inyección segura a aquellas personas que son adictas a las drogas por vía intravenosa. Sin embargo, esas palabras no aparecen en ningún punto del párrafo ni del documento. Esta ausencia no coincide con otras comunicaciones de la ONU sobre el tema del VIH/SIDA, incluidas las relativas a los Objetivos del Milenio que aparecen mencionados en la propia declaración. Esto envía un mensaje confuso y perjudicial a los Gobiernos y organismos que intentan luchar contra esta catastrófica epidemia".

La delegación de los Países Bajos también se sumó al coro de la oposición: "El debate científico sobre si la reducción de los daños es realmente eficaz ya ha tocado fin. Hemos demostrado que sí lo es. Sin embargo, el debate político continúa. Teniendo en cuenta el objetivo de alcanzar una 'coherencia de todo el sistema' entre organizaciones de la ONU, me parece lamentable que, aunque la OMS y ONUSIDA han adoptado plenamente la reducción de los daños, la Comisión de Estupefacientes parezca seguir considerando que se trata de 'un paso demasiado osado'. Esa postura, en cierta medida,  desmerece el trabajo de todos aquellos y aquellas profesionales entregados que dedican su tiempo y energía a abordar los verdaderos problemas relacionados con las drogas de la gente de verdad".

"No puedo evitar notar que la declaración política que se está estudiando en estos momentos muestra un parecido notable con la de 1998, hace once años", declaró la delegada neerlandesa. "De hecho, son prácticamente intercambiables. Si sólo miramos esas declaraciones, parecería que no se ha producido ningún avance en todo este tiempo. Por supuesto, no es ése el caso. Como ya he manifestado, se han producido avances en cuanto a la calidad y la cantidad de la reducción de la demanda y, más concretamente, a las iniciativas para la reducción de los daños". A continuación, instó a aquellos países que desean adoptar políticas más eficaces y humanas a seguir adelante. "Creo sinceramente que los Estados miembro, las organizaciones internacionales y las ONG seguirán desarrollando y aplicando medidas para reducir la demanda basadas en evidencias, y seguirán haciéndolo con la flexibilidad y la creatividad que han demostrado hasta la fecha".

¿Una montaña de un grano de arena?

Al final de la reunión, Alemania intervino para emitir una "declaración interpretativa", que señala que "interpretarán que el término 'servicios de apoyo relacionados' empleado en la declaración política y el plan de acción abarca las medidas que una serie de Estados, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales denominan 'medidas para la reducción  de los daños'". La declaración recibió el apoyo de 26 países, principalmente europeos, pero entre los que estarían Australia y Bolivia.**

La intervención de Alemania recibió un largo aplauso de la mayoría y algunas reacciones furiosas de Rusia, Colombia, Cuba, Sri Lanka y Japón. Los Estados Unidos tampoco respaldaron la intervención alemana. Washington sigue negándose a apoyar el término 'reducción de los daños', ya que algunos actores interpretan que incluye prácticas que los Estados Unidos no desean defender ni ver contempladas en la declaración política o el plan de acción. Sin embargo, en su declaración nacional, los Estados Unidos mostraron su apoyo a los programas de intercambio de jeringuillas para evitar la propagación del VIH/SIDA entre los consumidores de drogas por vía intravenosa, una estrategia clave del concepto de reducción de los daños.

Aunque no todos los países se sumaron a la 'declaración interpretativa', muchos de ellos ya habían dejado perfectamente claro en sus declaraciones nacionales que tenían serias reservas sobre la declaración política. Brasil subrayó que era necesario reconocer y adoptar estrategias de reducción de los daños y garantizar los derechos humanos de los consumidores de drogas, así como Argentina, Austria, Dinamarca,  Irlanda, Kirguistán, Nueva Zelanda y Uruguay. India se mostró precavida, pero reconoció que el enfoque de reducción de los daños debería estar "en  sintonía con el sistema de valores de las personas por parte de los Gobiernos en cuestión. Debemos respetar los sistemas de valores de distintos países y los responsables políticos deben tomar decisiones informadas y fundamentadas en evidencias científicas".

La idea de que el consenso con el que solía funcionar la CND sigue estando intacto se revela ahora claramente como poco más que una ilusión. Las discrepancias sobre el tema de la reducción de los daños no suponen, como afirmó Costa en su discurso de cierre, hacer una montaña de un grano de arena. A pesar de la fachada diplomática, sólo se puede llegar a la conclusión de que el consenso de Viena sobre el control de drogas se ha desplomado.

Tom Blickman, TNI

Véase también: Últimas publicaciones del IDPC sobre la CND 2009

* La versión final no está disponible. Este borrador está fechado el día 10 de marzo de 2009.
** La declaración fue respaldada por los Estados siguientes: Alemania, Australia, Bolivia, Bulgaria, Croacia, Chipre, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Georgia, Grecia, Hungría, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Malta, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía, Santa Lucía y Suiza.